Un profesional de la voz debe adquirir una conducta preventiva, diaria y permanente, con el objetivo de prevenir enfermedades que puedan lesionar el aparato vocal y corregir los vicios ya instalados.
Para ello se tienen que tener en cuenta algunas pautas de higiene vocal como por ejemplo:
Mantener un hábito alimentario adecuado.
Evitar factores ambientales inadecuados o nocivos.
Cuidar los estados emocionales y anímicos.
Tener una actividad física general.
Eliminar las adicciones al tabaco, al alcohol y a las bebidas con cafeína y teína.
Emplear un volumen moderado de voz en todas las situaciones del día.
Reducir el uso de voz en lugares ruidosos.
No gritar.
Evitar o reducir al mínimo toda perturbación violenta de los pliegues vocales (tos, carraspeo...).
Llevar a cabo estas pautas contribuye a evitar el mal uso y el abuso vocal. Es importante que el profesional de la voz tenga un conocimiento profundo de su cuerpo y de su sistema fonador, con el fin de prevenir la patología vocal.
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